El imperialismo no es el final, es solo la antesala


 ¿Vivimos en el mejor de los mundos posibles? Absolutamente NO. El capitalismo, y su más alto grado de desarrollo posible: el imperialismo, solo sirvió para desarrollar las fuerzas productivas y crear con ello las posibilidades objetivas de llevar a la humanidad a un mundo mejor; una sociedad donde el producto del trabajo esté verdaderamente en manos y al servicio de quienes todo lo producen y no de una ínfima minoría, como es la cruel realidad del mundo actual.


El desarrollo de las fuerzas productivas ha llegado a niveles altísimos, mucho más allá del necesario para garantizarle excelentes condiciones de vida a toda la humanidad, y en todos los aspectos de su vida: alimentación, vivienda, salud, educación, servicios públicos, trabajo, recreación, acceso a la información; además, podría hacerlo en completa armonía con la naturaleza. Pero, quienes tienen el poder no están interesados en permitirlo, los imperialistas son la cabeza de la medusa burguesa asesina y depredadora.

El hambre es uno de los problemas más irracionales en el planeta, no solo porque la producción mundial de alimentos desborda en toneladas las necesidades de toda la población, sino porque la desatención alimentaria crece a la par que aumenta la capacidad de producir alimentos y la acumulación de la ganancia en unas cuantas manos. Según la FAO, organización de Naciones Unidas: 690 millones de personas padecen hambre crónica en el mundo y 840 millones la padecerá en 2030.

En el caso de Colombia, según un estudio de la Universidad de Antioquia: el 54,2 % de los hogares presenta inseguridad alimentaria, es decir, más de la mitad de los colombianos no tienen garantizado el acceso constante, seguro y suficiente de alimentos. Según el Instituto Nacional de Salud, en 2023 falleció un menor de 5 años diariamente en el país debido a desnutrición y causas asociadas; nuestros niños mueren de hambre mientras toneladas de comida son lanzadas al basurero, amen del apetito de ganancia de la burguesía que impide una producción planificada y una distribución equitativa y mundial. Según un artículo de Los Angeles Times, de enero de este año, la Defensoría del Pueblo reportó que por desnutrición  murieron 308 niños menores de 5 años, en 2022, y 111 niños, en 2021;  y agrega que: Además de las muertes, las cifras oficiales apuntan que más de 21.400 niños padecieron desnutrición aguda en el último año…

Además de eso, los imperialistas son los encargados de sembrar odios nacionales y con ello alimentar otra causa más al doloroso drama del desplazamiento, al realzar y magnificar la separación de los pueblos por nacionalidades y países, mientras la internacionalización de la economía ha roto absolutamente todas esas fronteras y todos los países están repletos de mercancías que representan fuerza de trabajo de todo el mundo. Un reciente informe de Acnur concluye que: finales de junio de este año [2023] 110 millones de personas se habían visto forzadas a huir en todo el mundo, lo que supone un aumento de 1,6 millones con respecto al final de 2022.

Los imperialistas, con sus guerras y sus políticas de hambre en el mundo, obligan a millones de seres humanos a abandonar desesperadamente sus terruños para ir en busca de comida, de oportunidades, de al menos sobrevivir. El destierro se ha vuelto cruelmente una realidad, mientras leemos estas líneas miles están cruzando las selvas del Darién, o naufragan en las aguas del Mediterráneo, o mueren en los inclementes desiertos africanos o en las fronteras mexicanas que llevan a las puertas del imperialismo yanqui, o son bombardeados en Palestina.

Azuzar odios y guerras no es algo innato del ser humano, son los imperialistas y sus fuerzas asesinas las que se lucran de la sangre derramada de los pueblos, por ello promueven los enfrentamientos entre países, nacionalidades, religiones… cualquier motivo es utilizado por estos cobardes para empujar ese jugoso negocio que es la industria militar y que les representa multimillonarias ganancias: según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri), las ventas de las 100 mayores empresas productoras de armas y servicios militares del mundo ascendieron a 592.000 millones de dólares en 2021; en contraste, de acuerdo con Naciones Unidas el coste de evitar la hambruna en el mundo en 2021 ascendía a 7000 millones de dólares, esto quiere decir que —sin considerar las millonarias ganancias que ha dejado la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina— solo la industria armamentista ha generado el dinero suficiente para cubrir 84 veces el hambre de 45 millones de personas en el mundo. Pero, la guerra le representa al imperialismo no solo millones de dólares, sino también la posibilidad de extender sus zonas de influencia mediante la conquista o la reconquista de territorios.

Según el Sipri, en un estudio de abril de 2022: El gasto militar mundial supera los 2 billones de dólares por primera vez. El total del gasto militar mundial creció un 0,7 % en términos reales en 2021, y llegó a los 2,113 billones de dólares. Los cinco países que más gastaron fueron Estados Unidos, China, India, Reino Unido y Rusia que juntos representaron el 62 % del gasto.

Estos datos reflejan la competencia entre potencias imperialistas, por eso no es extraño que Estados Unidos y China sean los países con mayor gasto militar respectivamente, siendo los gringos quienes están dispuestos a batirse con todos sus opositores en cualquier parte del globo, por ello tienen 254 bases militares ubicadas estratégicamente, algunas de ellas están en: Japón (42), Alemania (40), Corea del Sur (30), Puerto Rico (19) y Reino Unido (16), además de disponer de portaaviones, submarinos, buques de guerra, cerca de 180.000 soldados en varios países y todo un arsenal nuclear.

Esta expansión militar es solo una manifestación de la maquinaria bélica imperialista, según la Academia de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos de Ginebra, en Medio Oriente y el norte de África se encuentran activos 45 conflictos armados, 35 en el resto del continente africano, Asia cuenta con 21 conflictos en activo, Europa tiene 7 y América Latina es escenario de 6 conflictos armados, aunque estos incluyen también violencia criminal, como en el caso de México.[1]



La razón de ser de la industria militar es la guerra y su productividad se mide con muertos y destrucción, es ahí donde se realiza la plusvalía de estos asesinos; a través de la historia pueblos como Vietnam, o recientemente Siria, Afganistán, Ucrania, Palestina… son algunos de los casos más visibles, pero no los únicos, donde los imperialistas realizan su negocio. En Palestina, tanto Estados Unidos como la Unión Europea patrocinan al asesino Estado de Israel mediante el aprovisionamiento de material de guerra y apoyo total a su masacre en tierras palestinas.

¿Vivimos en el mejor de los mundos posibles? Absolutamente NO. El imperialismo es guerra y destrucción, sometimiento de la inmensa mayoría de la población a las peores condiciones, por la vía de la violencia; por eso, la misión de los pueblos del mundo debe ser asumir con toda dignidad, arrojo y valentía la Revolución, destruir el capitalismo imperialista pues solo es la antesala de la Revolución Proletaria Mundial.

 

 



[1] https://expansion.mx/mundo/2023/10/20/que-paises-estan-en-guerra-2023

 

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