¿Qué Enseña el “Paro Armado” del ELN y el EPL?

 Mucho se ha hablado en estos días sobre el “paro armado” decretado por el ELN entre el 14 y 17 de febrero y del llevado a cabo por el EPL en el Catatumbo hace ya varios días. En general y aunque por razones muy distintas el “paro armado” de esas guerrillas fue rechazado.

Los medios de comunicación oficiales condenaron el “paro armado” dándole bombo a las declaraciones oficiales comprometidas en garantizar la “tranquilidad” por parte del títere presidente, mientras el payaso ministro de defensa Carlos Holmes anunciaba una“ofensiva total de la Fuerza Pública” y el general de las fuerzas armadas Luis Navarro fungía como defensor de la sociedad dijo; el ELN “volvió a amedrentar a nuestros compatriotas y volvió a demostrar con sus acciones que van siempre en contra de la población civil, de su tranquilidad, bienestar, propiedad, medios de subsistencia y medios de trabajo y de tranquilidad de la población civil”.

Para Defendamos la Paz, un movimiento variopinto compuesto por intelectuales y personalidades de distintos partidos y tendencias, burgueses y pequeñoburgueses, “el comunicado de esta guerrilla [ELN] constituye una afrenta para una ciudadanía decidida a superar el conflicto armado (…) los colombianos eligieron manifestarse de manera pacífica, alegre y organizada y no se plegarán a las demandas de los violentos”.

El Polo Democrático afirmó: “Coherente con su postura histórica de luchar de manera civilista, masiva y organizada, el Polo Democrático Alternativo rechaza el paro armado convocado por el ELN y otras organizaciones armadas ilegales (…) Ese llamamiento a paro armado le hace daño a la lucha y a la democracia”.

El Comité Nacional de Paro también delimitó fronteras: *“Rechazamos cualquier intento de involucrar nuestro movimiento y las acciones de paros y movilizaciones en ejercicio del legítimo derecho a la protesta social, con acciones armadas que no corresponden a lo que hemos impulsado en el marco del Paro Nacional”. * A su vez rechazó las afirmaciones y desinformaciones de los esbirros del régimen y sus grupos de matones que han pretendido vincular el Paro Nacional del 21 de noviembre y las movilizaciones posteriores a una supuesta conspiración orquestada por Rusia, el gobierno de Nicolás Maduro y el reformista Gustavo Petro para “desestabilizar el país”. Vincular las acciones del movimiento social a las de grupos armados, busca “legitimar al gobierno y los sectores más retardatarios para reprimir, estigmatizar y desprestigiar la protesta social; para impedir que millones expresen su indignación frente a las graves políticas implementadas en contra del país y de los colombianos”.


Por su parte, las organizaciones indígenas del Cauca, CRIC y ACIN declararon: “Las movilizaciones que se presentan desde el 25 de Noviembre pasado (que se articulan y dan fuerza a las luchas que venimos haciendo distintos sectores del pueblo colombiano), muestran una sociedad civil indignada que cuestiona a quienes pretenden usufructuar la representación de las mayorías, tales como los grupos armados ilegales y el Estado, los cuales justifican toda clase de crímenes de guerra, en nombre de los intereses populares y de la Nación (…) condenamos el accionar de los grupos armados en sus diferentes denominaciones (Disidencias, ELN, nueva Marquetalia, AGC, CDS, etc) que han decidido continuar con la guerra, pues no aceptamos que ella sea el resultado mecánico del incumplimiento del estado, sino más bien una decisión política – económica, ligada al narcotráfico y la cual dista mucho de los ideales que dicen promulgar, en un contexto en que declaran objetivo militar a nuestros guardias, autoridades o todo aquel que porte nuestros símbolos y emblemas (…)rechazamos rotundamente a los actores en armas y les exigimos parar de una vez por todas los asesinatos, las amenazas e intimidaciones; pues toda guerra tiene límites y seguimos siendo los de abajo las víctimas de unos y de otros, donde los verdaderos privilegiados del actual modelo neoliberal, les conviene la inestabilidad y la violencia en las zonas donde existen mejores niveles político-organizativos, de resistencia y reclamo, como la nuestra”. (Ver declaraciones del CRIC y ACIN del 13 de febrero 2020, negrillas del original).

El proletariado revolucionario también rechazó el “paro armado” por los siguientes motivos:

El “paro armado” del ELN y el EPL no corresponde a un plan de Guerra Popular, de guerra de las masas, de la cual los comunistas son partidarios, sino que obedece a lucha por la renta extraordinaria que brindan las plantaciones de coca y marihuana, y las explotaciones mineras. Es una guerra burguesa, injusta y contra el pueblo como claramente lo denunciaron los hermanos indígenas,“ligada al narcotráfico y la cual dista mucho de los ideales que dicen promulgar”. Por tanto, el tal “paro armado” de esos grupos solo busca desplazar a sus competidores, controlar territorios y demostrar poderío para presionar una negociación con los enemigos del pueblo y no para liberar a las masas populares de la explotación y la opresión.

El “paro armado”, va en contravía de la movilización revolucionaria de las masas que desde el 21 de noviembre del año pasado se viene manifestando en gigantescas movilizaciones, paros parciales, bloqueos y combates en las calles enfrentando las medidas del régimen mafioso y paramilitar. En ese sentido, los comunicados de las guerrillas intimidando a las masas, prohibiéndoles la movilización y confinándolas mediante el terror de las armas, como también lo hacen los enemigos, contribuye a desmovilizar y desorganizar al pueblo, prestándole un gran favor al régimen.

Además, el “paro armado” sirve de pretexto a los reaccionarios para continuar criminalizando la protesta popular, y para vincular la justa rebeldía y la movilización del pueblo a organizaciones armadas que no representan sus intereses y aspiraciones. No es gratuito que a la par con el “paro armado” se intensificaran los asesinatos, atentados, amenazas, allanamientos y atropellos contra dirigentes obreros, campesinos, indígenas y de la juventud.

Los compañeros dirigentes intermedios y de base de las organizaciones guerrilleras que de verdad ansían la revolución y quieren de corazón servir al pueblo, están obligados a escuchar a las masas populares, a confrontar la ideología y la política que dicen defender sus dirigentes con sus actos. No pueden seguir echando en saco roto el clamor de los hermanos indígenas y campesinos víctimas de los diversos grupos armados.

Compañeros, no se trata de renunciar a la lucha armada, como pregonan los enemigos y falsos amigos del pueblo, para defender las caducas instituciones de la podrida democracia burguesa: la lucha armada revolucionaria es necesaria para derrotar a las clases dominantes. Pero de lo que sí se trata es de abandonar el camino del pillaje y de la presión para negociar con los enemigos, vinculándose al esfuerzo de los comunistas (marxistas leninistas maoístas) por construir el Partido de la Clase Obrera, o por lo menos de vincularse a las masas y contribuir con su experiencia y sus armas a la preparación de la verdadera Guerra Popular, que barra hasta los cimientos el viejo Estado y construya el nuevo Estado de los obreros y campesinos para acabar definitivamente con los privilegios de los explotadores.

Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Febrero 19 de 2020

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