¡CONTRA LAS BURLAS DEL GOBIERNO Y LA VIOLENTA REPRESIÓN ESTATAL!





¡FORTALECER EL PARO NACIONAL PARANDO LA PRODUCCIÓN!

Frente al gran Paro Nacional del 21 de noviembre y desde entonces, la toma frecuente de calles y plazas por estudiantes, trabajadores, indígenas, habitantes de los barrios, artistas… el gobierno de Duque por ser un régimen antiobrero y antipopular, decidió burlarse aprobando el holding financiero y ya prácticamente la reforma tributaria; decidió burlarse introduciendo en esa reforma piltrafas de un IVA para pobres; decidió burlarse apoyando el salario mínimo miserable del que hablan los empresarios y los dirigentes patronales de las centrales; decidió burlarse escamoteando las verdaderas y urgentes exigencias del pueblo con la tal “conversación nacional”; decidió burlarse de la exigencia de poner fin a los asesinatos de líderes sociales y dirigentes indígenas, continuando la racha de crímenes contra reclamantes de tierras, guerrilleros desmovilizados e indígenas en el Cauca donde abiertamente los sicarios de la mafia actúan en contubernio con las fuerzas militares.

El gobierno de Duque por ser un régimen mafioso y paramilitar decidió lanzar las fuerzas militares del Estado contra el pueblo para reprimir violentamente su movilización, intentar disuadir a los huelguistas, escarmentar con los activistas. Mientras declara en los medios respetar y garantizar la protesta social pacífica, en los hechos la orden es impedir toda protesta social lanzando a los asesinos del Esmad a reprimir manifestaciones totalmente pacíficas como los casos de los participantes en sillas de ruedas o las danzas de duelo por la muerte de un músico y bailarín afrocolombiano, que también fueron apaleados y atacados con gases.

La actuación del gobierno y sus fuerzas asesinas, alimentan el aprendizaje práctico del pueblo en las calles, quien ha visto cómo bajo el pellejo de la democracia burguesa está la carne podrida del Estado burgués, está la dictadura de los ricos con su fuerza violenta de los escuadrones armados lanzados ferozmente contra los huelguistas, los manifestantes, los transeúntes… Fuerza violenta reaccionaria adobada y adornada por todos los sirvientes del régimen quienes justifican la represión contra el pueblo, primero porque constitucionalmente el Estado es el único que puede y tiene derecho a usar la violencia de sus armas para defender los derechos de “la mayoría de ciudadanos de bien”, grandísima falsedad pues siempre esa fuerza violenta es descargada sobre los pobres y en defensa de los intereses de los ricos, una minúscula minoría de la población. Y segundo, porque esa fuerza violenta reaccionaria del Estado dizque “se rige por los protocolos internacionales aprobados por la ONU”, lo cual es otra tremenda farsa pues tales protocolos son los de una organización imperialista defensora de la propiedad privada capitalista y su cancerbera, la violencia reaccionaria; siempre y en todos los países capitalistas los tales protocolos y los límites constitucionales para el uso de la fuerza armada, no existen cuando se trata de proteger los intereses de los ricos.

Los defensores del llamado Estado Social de Derecho cubren la espalda a la burguesía, admitiendo que los poderosos dueños del capital tienen el derecho a defenderlo con la fuerza de las armas, pero “humanizando la represión”. Una declaración asquerosa de sumisión a la dictadura de los ricos.

De ahí que la consigna “sin violencia”, en la práctica es inofensiva para la violencia reaccionaria del Estado, e inaceptable e inútil para el pueblo huelguista pues le amarra las manos para ejercer su defensa utilizando otra forma de violencia, la de las masas contra sus verdugos, la violencia revolucionaria mediante la cual la sociedad ha progresado avanzando desde el esclavismo hasta el socialismo, obligada por el antagonismo de clases dadas sus desigualdades económicas, antagonismo que en política toma la forma de guerras y revoluciones.



No por casualidad, la conciencia social del pueblo colombiano ha tenido un notable avance durante estas semanas de confrontación callejera. ¡Qué buena noticia ésta para el porvenir revolucionario de la lucha de clases en Colombia! Un pueblo que manifiesta sin recelos su rechazo al régimen gobernante. Un pueblo que odia y repudia la violenta represión ejercida por el Esmad. Un pueblo con actitud de no tener miedo a la soldadesca ni temor por las medidas de guerra del gobierno. Un pueblo con disposición de lucha hasta conseguir las vitales reivindicaciones que lo han unido y movilizado en campos y ciudades. Un pueblo desconfiado de los dirigentes patronales que tienen los pies en el Paro pero las manos en la conciliación con el gobierno y los empresarios.

El Gobierno y el Congreso aprovechan la obligada disminución cuantitativa de la movilización y las manifestaciones después del embate del 21 y 22 de noviembre, para ir aprobando a pedazos y pupitrazos las nefastas reformas en favor de los ricos envueltas en papel de regalo para pobres.
Así mismo, las fuerzas armadas del Estado aprovechan esa merma temporal en la lucha callejera para reprimir con saña y salvajemente las pequeñas y aisladas expresiones de protesta, como lo han hecho en Juanchito Valle y en la Universidad Nacional de Bogotá. Pero también es cierto que le temen al número; ya no se meten de frente con las manifestaciones y concentraciones grandes; merodean y se desquitan con los grupos pequeños que retornan a sus casas. Sin embargo el pueblo tiene un as bajo la manga: ¡Retomar la Huelga Política de Masas Nacional! ¡Usar la fuerza económica de los trabajadores en su lucha política contra el Estado!

Los cacerolazos, las marchas, las pequeñas concentraciones, las veladas artísticas… animan al pueblo trabajador e indisponen a los ricos, en alguna medida les afectan su negocio navideño, malogran algunos planes alienantes como el del bellaco Alcalde Peñalosa el 16 de diciembre, sacan de casillas a los arrodillados periodistas sirvientes del régimen… pero no tocan el gran bolsillo de los empresarios capitalistas, no afectan su hipócrita orden social, no doblegan al gobierno.

La única forma hoy de lograr eso, es con el arma de la huelga política de masas nacional que traumatice la producción capitalista. Avanzar hacia el objetivo de FORTALECER EL PARO NACIONAL CON EL ARMA DE LA HUELGA EN LA PRODUCCIÓN CAPITALISTA para enfermar a los fanfarrones empresarios cuyo oxígeno es la explotación del trabajo, asustar y doblegar al gobierno bloqueado en su papel de administrador general de los negocios capitalistas, enfrentar a la represión oficial ya no con unos cuantos aguerridos y sacrificados jóvenes activistas sino con la fuerza de las masas, la fuerza social que ya en otras ocasiones ha molido a los asesinos del Esmad, porque puede concentrar cientos contra uno, puede atacar el orden capitalista aquí y allá, en tantos puntos a la vez que les es imposible controlarlos como se demostró el 21 de noviembre cuando todo se paralizó, el transporte colapsó, el toque de queda se violó masivamente y se demostró que el pueblo colombiano, los obreros, los estudiantes, los intelectuales, los artistas, los habitantes de los barrios, los indígenas, los campesinos, los recicladores, los destechados, los desplazados, los desempleados, los enfermos y lisiados por la explotación en las fábricas… ¡todos! ¡todos! son las fuerzas vivas del Paro Nacional capaces y dispuestas a transformarlo en un Paro Nacional Indefinido también en la producción capitalista, hasta que los ricos den su brazo a torcer, lo cual no será más que el inicio de la gran marcha de los pobres hacia la Revolución Socialista ya no solo contra las horrorosas consecuencias de la explotación capitalista sino contra sus profundas causas, donde la principal es la propiedad privada sobre los medios de producción, y contra el instrumento de explotación, esa máquina de terror armado llamada Estado burgués que también debe ser demolida.
¡A fortalecer los Comités de Paro y las Asambleas Populares principales palancas para preparar el Paro Nacional Indefinido!

Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Diciembre 19 de 2019

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