¡Con la guerra popular, bajo la bandera del MLM, ante la segunda crisis general del capitalismo! Declaración del 1 de mayo de 2020 PCF(mlm), CMLMB

Publicamos la Declaración conjunta del Primero de Mayo de 2020 del Partido Comunista de Francia MLM y del Centro MLM de Bélgica, junto con el artículo de la Unión Obrera Comunista (mlm) Una Refutación a los Pontífices Comunistas de Francia y Bélgica a propósito de esa Declaración. Son documentos polémicos y de interés para el Movimiento Comunista Internacional.


Estamos entrando en una nueva era, en la que todo va a cambiar de la manera más profunda, a todos los niveles, en todas las áreas. La ofensiva estratégica de la revolución mundial tiene ahora su base material para su plena realización.

Esto confirma perfectamente la afirmación de Mao Zedong, durante la Gran Revolución Cultural Proletaria lanzada en 1966, de que la humanidad experimentará trastornos como nunca antes en los próximos cincuenta, cien años. Esto confirma la afirmación del glorioso Partido Comunista del Perú, dirigido por Gonzalo, de que la victoria del proletariado "tardará, aproximadamente, 200 años a partir de la Comuna de París en 1871".

Esto es lo que ha permitido momentáneamente que el modo de producción capitalista se salve relativamente a sí mismo, lo cual se vuelve su opuesto y viene a apuñalarlo.

Esta crisis general aparece con la covid-19, una enfermedad cuyo virus que la produce es el resultado de una mutación que proviene directamente de las contradicciones desarrolladas por el modo de producción capitalista: la contradicción entre los seres humanos y los animales por un lado, y la contradicción entre las ciudades y el campo por otro.

El covid-19 es el producto de una mutación hecha posible por la destrucción de la vida silvestre, su utilización por el mercado capitalista, así como la formación de una industria ganadera de proporciones cada vez más horribles a escala mundial.

El modo de producción capitalista ha instalado un sistema agroindustrial tan antinatural que causa perturbaciones a escala de la vida misma, a nivel planetario.

El hecho de que la crisis comenzara en China no es una coincidencia: este país ha jugado un papel clave en el modo de producción capitalista desde su total integración en él bajo la égida del revisionista Deng Xiao Ping. La China social-fascista ha permitido reavivar el modo de producción capitalista, pero su propio desarrollo trae nuevas contradicciones, que resultan aún más explosivas.

Afirmamos, en este primero de mayo de 2020, que el modo de producción capitalista es un obstáculo completo para el desarrollo de la humanidad y para la valorización de la vida misma. ¡Todos los estados que están al servicio del modo de producción capitalista deben ser derrocados, para que la humanidad pueda establecer relaciones socialistas, dialécticas y no destructivas con todo lo que forma la Biosfera planetaria!

Estrictamente hablando, este problema ya se ha aclarado perfectamente con el cambio climático. Incluso se ha visto antes con el tema de los animales, en paralelo con el desarrollo de la agricultura industrial y la experimentación animal generalizada. También es la base de la agresión contra la propia condición humana, ya que los seres humanos son alienados y explotados, sometidos a presiones psicológicas y fisiológicas que los distorsionan en dirección a la utilidad capitalista.

Si el modo de producción capitalista ha desarrollado las fuerzas productivas, que ha sido su papel históricamente positivo, ahora se ha trasladado al campo de la destrucción. Demuestra lo que la evolución de la vida ha tardado inmensamente en desarrollar, lo deforma todo para integrarlo en sus propias modalidades.

Está demoliendo a la humanidad, está demoliendo la vida animal, está demoliendo la vida vegetal, está demoliendo la Biosfera. Aboga por huir a lo virtual, al ego consumista y fútil, al cinismo y al egoísmo, a las abstracciones sin ningún vínculo con la realidad. Produce decadencia.

En efecto, la preocupación es que, al mismo tiempo que su aspecto negativo, es el modo de producción capitalista el que asegura la reproducción de la vida de la humanidad y ésta es, por tanto, prisionera de ella en términos de valores, mentalidades, visión del mundo.

La batalla cultural contra los valores que conlleva el modo de producción capitalista es por esta razón esencial. En las metrópolis imperialistas, donde el capitalismo triunfa las 24 horas del día, debe haber un espíritu de ruptura para igualar, una capacidad de ser consecuente hasta el final en la afirmación del comunismo. Subrayamos el peso creciente de la subjetividad en las metrópolis imperialistas y recordamos que la conciencia revolucionaria nunca surge mecánicamente, sino como una fractura con los valores dominantes.

Este aspecto también está presente en los países semifeudales semicoloniales, aunque en menor medida, porque la inestabilidad por definición prevalece en la mayoría de los países del mundo, que se encuentran en una situación de dependencia del núcleo duro del modo de producción capitalista, que son los países imperialistas.

Sin embargo, dada la magnitud de la crisis general del capitalismo que se está abriendo, el retorno de la inestabilidad en este último es inevitable y ya está apareciendo. El confinamiento global ha sacudido poderosamente las mentes, ha roto muchas certezas, ha desafiado muchas rutinas, ha devaluado toda una serie de tradiciones.

Esto es cierto en todo el mundo. La humanidad está, por supuesto, oscilando entre la esperanza idealista de un hipotético retorno a la normalidad y la comprensión materialista de que el modo de producción capitalista está en un punto muerto.

Cuanto más alto es el nivel de conciencia, más se comprende que la situación actual es el resultado de una precipitada carrera por el modo de producción capitalista, que busca escapar de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia encontrando cada vez más espacio para desarrollarse.

La crisis de los covid 19 aparece entonces como un baluarte natural para el desarrollo alucinado de un modo de producción capitalista global y destructivo.

Afirmamos aquí que sólo una correcta comprensión materialista dialéctica de la crisis puede conducir a una correcta orientación política y cultural, sin mencionar la dimensión ideológica y científica.

Cualquiera que no use los conceptos de la Biosfera, que no quiera entender la dignidad de la realidad de la cuestión animal, que nunca haya comprendido el alcance del calentamiento global, que no use la contradicción ciudad/campo en su enfoque... no puede comprender nuestros tiempos.

Deseamos subrayar que esto no es en modo alguno una modificación, revisión o contribución al marxismo-leninismo-maoísmo. Es un uso de los conceptos ya existentes, una comprensión más profunda de ellos debido a nuestros tiempos.

Observamos con tristeza que todo esto está completamente fuera del alcance de las organizaciones que dicen ser marxismo-leninismo-maoísmo, cuando deberían lograrlo con su propio enfoque. Es cierto que, desafortunadamente, en los últimos años, dos tendencias han dominado, llevando directamente contra el muro.

La primera tendencia, que agrupaba principalmente a todas las organizaciones de América (Norte y Sur), quería hacer de Gonzalo un clásico del marxismo-leninismo-maoísmo en un enfoque abstracto-formal, negando de paso el principio de la orientación del pensamiento. Un estilo estereotipado llevó a esta tendencia a negar la crisis de Covid-19, a verla como una especie de conspiración burguesa para enmascarar la crisis y fortalecer el control político y policial. Tal visión lleva a la bancarrota total.

La segunda tendencia incluye organizaciones con un enfoque sindicalista-populista que se originó en sus orígenes "marxistas-leninistas" en el decenio de 1970. Siempre es extraño ver al Partido Comunista Maoísta de Italia hablando de la guerra popular cuando ya existía cuando había una lucha armada general en Italia y entonces le parecía un simple anarquismo. En cuanto a la otra organización que está en el centro de este enfoque, el Partido Comunista Revolucionario del Canadá, asume abiertamente que la Gran Revolución Cultural Proletaria es un hecho completamente secundario, mucho menos importante, por ejemplo, que la revolución china que culminó en 1949.

No es de extrañar que esta tendencia tenga mucho que decir, sino que forma parte de un enfoque sindicalista-populista, sin ninguna profundidad, sin ninguna amplitud. El vacío de este enfoque es aún más evidente ahora.

Afirmamos que hay tres líneas en los movimientos que dicen ser el Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Existe la línea oportunista de la izquierda, que propone una ideología de llave en mano en la que Gonzalo sería la llave universal para hacer lo que queremos como queremos, que es el izquierdismo. Hay un oportunista de derecha que quiere unir a todos los maoístas sin tener en cuenta el contenido ideológico. Hay, finalmente, la línea correcta que hace de las enseñanzas de Gonzalo y del Partido Comunista del Perú la interpretación correcta del maoísmo y aboga por la formación de pensamientos orientadores para ir a la guerra popular.

Esto equivale a una lucha de dos líneas, porque la línea oportunista de derecha y la línea oportunista de izquierda tienen el mismo enfoque histórico antimaterialista y dialéctico antimaterialista, como lo demuestran los numerosos grupos populares y ruidosos, a menudo efímeros, que oscilan entre ambas, como las estructuras ya desaparecidas, como laJugendwiderstand en Alemania, o en los Estados Unidos el Colectivo Maoísta de Tampa, los Guardias Rojos de Kansas City, los Guardias Rojos de Charlotte, los Guardias Rojos de Los Ángeles, los Guardias Rojos de Austin, etc.

Por nuestra parte, con diferentes fuerzas, hemos buscado desarrollar otra tendencia, yendo en dirección a un nivel real de materialismo histórico, de una verdadera claridad ideológica, que va de la mano de la aceptación de las enseñanzas de Gonzalo y del Partido Comunista del Perú. Consideramos que nuestro documento común de 2013 sobre el Pensamiento Guía es una fuente muy rica de enseñanza. La refutación del revisionismo de Prachanda fue realizada por primera vez por el PCF (mlm) y también es una contribución muy justa.

Es una gran lástima que la refutación internacional de Prachanda no se extendiera políticamente hasta el punto de convertirse en una unidad internacional. Es necesario subrayar aquí el papel perjudicial de la UOC (MLM) de Colombia, que ayer denunció al Partido Comunista Maoísta de Italia como centrista y finalmente se convirtió en uno de sus vasallos.

Hay que ver que el fracaso de la UOC(MLM) es tanto más perjudicial cuanto que esta organización tenía las cualidades de sus defectos. No entendió la noción de semifeudalismo, semicolonialismo y consideró erróneamente a su país, Colombia, como capitalista. Sin embargo, esto reflejaba una observación muy fina del desarrollo del capitalismo agroindustrial (burocrático) en su propio país. La UOC(MLM) debería haber desempeñado un papel principal ideológicamente en la crisis actual, debido a la naturaleza de la crisis. Pero como ha sido arrogante con el tema de los animales y el cambio climático, no ha captado adecuadamente la contradicción ciudad/rural, no ha logrado dar un salto cualitativo que hubiera sido de gran valor.

Se puede sospechar que el Partido Comunista de la India (Maoísta) también podría haber desempeñado un papel muy importante aquí, debido a la situación de la India en el contexto de la contradicción ciudad-campo, de la cultura histórica existente en este país en relación con la condición animal. Sin embargo, este Partido mantiene su tradición de no interferencia en el Movimiento Comunista Internacional, al igual que el Partido Comunista de Filipinas. Ambos partidos siempre han refutado las enseñanzas de Gonzalo, al igual que el TKP/ML de Turquía.

En todo caso, el problema de la afirmación del marxismo-leninismo-maoísmo sólo puede tener una base concreta, pero no sindicalista, populista, semianarquista, etc., y no es un problema que se pueda resolver con el uso del término "marxismo". En todo caso, el problema de la afirmación del marxismo-leninismo-maoísmo sólo puede tener una base concreta, pero no sindicalista, populista, semi-anarquista, etc.: debe tener una base histórica concreta.

El problema básico de cada país es la cuestión de asimilar los principios del materialismo dialéctico y el estudio concreto de la realidad desde una subjetividad revolucionaria que reconozca la dignidad de lo real. Esto constituye la base para la generación de un pensamiento orientador que oriente el compromiso comunista en las luchas de clases que, por definición, tienen un marco nacional.

Este movimiento de generación de pensamientos orientadores experimentará un poderoso desarrollo con la crisis. La burguesía no tiene más remedio que intentar que los países oprimidos, pero también el proletariado de los países imperialistas, paguen por ello. De la misma manera, el endeudamiento masivo de los estados después de la pandemia del covid 19 no consiste de ninguna manera en una abstracción contable por parte de los bancos centrales realizando una "creación" de dinero, sino simplemente de crédito en detrimento del proletariado.

La presión va a ser gigantesca, dinamizando las relaciones neutralizadas entre las clases debido a la gran ola de acumulación capitalista de los años 50 y reforzada por el colapso del social imperialismo soviético y el triunfo del revisionismo en China.

La lucha de clases no se limitará, pues, a un conflicto por una mejor distribución de la riqueza, como ha sido principalmente el caso durante casi cincuenta años en los países capitalistas más avanzados debido a la naturaleza relativa sólo del empobrecimiento del proletariado, permitiendo la formación de una poderosa aristocracia obrera. Este proceso fue relativamente cierto también en los países oprimidos.

La razón de este cambio es que la lucha de clases conoce ahora la contribución de la contradicción entre la ciudad y el campo, lo que le da una dimensión explosiva. Refleja la dimensión planetaria de la cuestión revolucionaria, sumerge el modo de producción capitalista en una contradicción con la vida misma, revela al mundo su tendencia al absolutismo destructivo.

Y como es triunfante, el modo de producción capitalista va a atacar a las amplias masas para tratar de salir de esta crisis general.

Esto significa la materialización de la más feroz lucha de clases debido a una inmensa polarización en el marco de la lucha de clases cuyo marco es planetario tanto en la forma como en el contenido de la crisis. El tejido proletario se recompondrá, el enfrentamiento entre clases recuperará su carácter auténtico, siendo su sustancia la guerra, la batalla por el poder.

Este es un aspecto crucial para comprender el nuevo período que se avecina, cuya comprensión distinguirá más que nunca a los auténticos revolucionarios de los usurpadores a lo largo del proceso revolucionario. Este es el significado de la consigna del MLM: ¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!

La cuestión es de poder. Necesitamos un estado que sea el estado de las masas, bajo la dirección de la clase obrera. Este estado sólo puede nacer en la guerra, en el derrocamiento del viejo estado, y vemos con la crisis del covid-19 lo decadente, burocrático y cada vez más desconectado de la realidad y de las masas.

La contradicción entre el Estado y la sociedad ha sido flagrante desde el comienzo de la crisis sanitaria en todos los países del mundo. Es un aspecto constitutivo de la crisis como producto del modo de producción capitalista y su encarnación concreta. La decadencia de la burguesía, en control de los estados, es tanto el producto de esta crisis como su manifestación política, cultural e ideológica.

Las potencias imperialistas más frágiles, como Francia, Italia o Bélgica, tienen una mentalidad especialmente marcada en el plano internacional debido a su gran debilidad, permitiendo que nada más y nada menos que la crisis sanitaria se arraigue en sus países al adoptar medidas sólo muy tardías y de manera en gran medida insuficiente. Lo mismo ocurre en muchos países del mundo, ya sea en la India, donde el gobierno ha renunciado literalmente a confinar a la población debido a la desorganización total del país, o en la mayoría de los países africanos, aterrorizados por la constatación de su impotencia.

Esta decadencia del aparato estatal también afecta en gran medida a las dos superpotencias actuales, China y los Estados Unidos. En China, donde se originó la pandemia de covid 19, el Estado se vio particularmente sacudido por su impulso expansionista, a pesar de la aparente capacidad de gestionar la atención de la salud, que en realidad era de naturaleza militar-policial. Los Estados Unidos, por su parte, se vieron profundamente sacudidos por un enfrentamiento entre las autoridades federales y los gobernadores de los estados, recordando la situación del siglo XIX, lo que devolvió al estado la inestabilidad de sus cimientos originales.

Afirmamos que el tema del estado es central. El pueblo debe convertirse en el nuevo estado y esto requiere un nivel muy alto de organización y conciencia. Cualquiera que no trabaje en esta dirección tiene un enfoque anarquista, totalmente ajeno a los principios del bolchevismo. No es necesario llevar a cabo una actividad populista, sino realizar una labor fundamental, tanto organizativa como programática, para que se pueda constituir un nuevo estado, rompiendo violentamente el viejo estado, aplastándolo en todos los ámbitos, por tanto también cultural e ideológicamente.

Esto plantea, una vez más, la necesidad de orientar el pensamiento, de comprender adecuadamente la cultura nacional, las mentalidades populares y los antecedentes históricos de un país. No se trata de detener, ralentizar, encuadrar o hacer retroceder el modo de producción capitalista en cada país, sino de ir más allá.

Insistimos en este principio de ir más allá. El materialismo histórico, que proporciona el concepto de modo de producción, subraya que la Historia tiene un significado y este significado está, de hecho, integrado en el movimiento universal de la materia hacia más complejidad, más conexiones, más interpenetraciones.

Un modo de producción concierne a la vida social de la Humanidad y esta vida social siempre tiene lugar en una situación concreta. Por eso no podemos entender la crisis de la covid-19 sin ver que es un aspecto del desarrollo destructivo del modo de producción capitalista... Así como no podemos entender la crisis de la covid-19 sin considerar la vida en la Tierra como una Biosfera, un todo organizado, en movimiento y en evolución.

Esto no puede entenderse sin la dinámica del modo de producción capitalista, que busca escapar de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia presionando el trabajo asalariado, ampliando sus campos de intervención, por la guerra imperialista, con el telón de fondo del ineludible conflicto chino-estadounidense. Esto no puede entenderse sin comprender la naturaleza de la sobreproducción de mercancías y la sobreproducción de capital, cuya relación dialéctica constituye el núcleo duro de la crisis general del capitalismo.

Y todo esto se expresa concretamente, en cada país, como una contradicción revolucionaria con aspectos muy específicos.

La unidad del auténtico movimiento comunista internacional, marxista-leninista-maoísta, sólo puede surgir a través de intercambios científicos sobre el carácter concreto de estos aspectos. Afirmamos la necesidad de una plataforma internacional para acceder a las perspectivas de cada uno sobre estos aspectos concretos.

Este proceso es en todo caso inevitable, porque la subjetividad revolucionaria rompe con la ideología dominante, tiende ineluctablemente hacia el marxismo-leninismo-maoísmo, apoderándose de lo universal para volver a lo particular y desarrollar la guerra popular en el país que fue el caldo de cultivo de esta subjetividad. No puede haber una difusión formal del marxismo-leninismo-maoísmo, sólo produce un oportunismo aún más folclórico para enmascarar su verdadera naturaleza.

¡Viva el Internacionalismo proletario!

¡Viva el Marxismo-Leninismo-Maoísmo!

¡Guerra popular hasta el comunismo!

Centro Marxista-Leninista- Maoísta de Bélgica

Partido Comunista de Francia (Marxista-Leninista-Maoísta)

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