SOBRE LA VIGENCIA DE LAS HUELGAS POLÍTICAS DE MASAS

Los sucesos de los últimos meses, tanto en Colombia como en Argentina, Honduras, Méjico, Francia, España, Bélgica… destacan una forma de lucha especial que tiene nombre propio en el Movimiento Obrero: Huelga Política de Masas. Objetivamente es una lucha del movimiento de masas, no contra un patrón o conjunto de patrones, sino contra el Estado y las medidas políticas de los gobernantes, por el contenido económico y político de sus reivindicaciones común a amplios sectores del pueblo, por ser la huelga, el paro y el bloqueo su forma de lucha principal que sin ser todavía armada, no han faltado las asonadas y los enfrentamientos callejeros de contención y derrota de las fuerzas represivas del Estado.

A ese respecto de las formas de lucha es bueno enfatizar que el marxismo, contrario a todo doctrinarismo y enemigo de todas las fórmulas abstractas, exige que se le preste atención a lucha de las masas teniendo en cuenta que los cambios en la situación, especialmente la agudización de las crisis económicas y políticas, destacan nuevas formas de defensa y ataque, correspondiendo a los comunistas generalizar, organizar y hacer conscientes las formas de lucha que preparen a las masas para formas superiores de lucha (la guerra popular) y acerquen el movimiento a sus objetivos estratégicos: la destrucción del viejo Estado de los explotadores y la instauración del nuevo tipo de Estado que garantice la emancipación de los trabajadores. Tal debe ser la actitud de los comunistas frente a las Huelgas Políticas de Masas que, lejos de ser una invención de sistematizadores de gabinete, constituyen una realidad vibrante como lo han hecho saber las masas en Francia recientemente.

La revolución no es el producto de los deseos subjetivos de los comunistas, sino de la unión de la rebeldía y la fuerza espontanea demoledora de las masas con el plan consciente de los comunistas, no solo para destruir lo viejo sino para construir lo nuevo. Si la táctica de los comunistas no encaja en la realidad y se encuentra divorciada de la lucha revolucionaria de las masas, sus consignas y llamados terminan convertidos en frases hueras y deseos candorosos sobre el futuro luminoso. En la actualidad, existe una situación lamentable donde algunos revolucionarios sinceros e incluso comunistas niegan la realidad llegando al colmo de desconocer de plano la existencia de las huelgas políticas y el carácter objetivamente revolucionario de las mismas, mientras sí le adjudican tal carácter a movimientos profundamente reaccionarios como ISIS en el Medio Oriente y en Colombia a la guerra contra el pueblo en la que participan las guerrillas antaño revolucionarias. Tal situación de confusión hace necesario insistir en explicar el fenómeno de las Huelgas Políticas de Masas y sus causas más profundas para no aislarse o marchar a la cola del movimiento espontáneo de las masas y avanzar en la superación de la impotencia que caracteriza el movimiento comunista.

Las Huelgas Políticas de Masas no son nuevas, sino que tienen una larga historia en la lucha del Movimiento Obrero. Tuvieron un gran apogeo a principios del siglo pasado, siendo una de sus principales manifestaciones, junto con las huelgas de solidaridad y las huelgas económicas, todas ellas parte inseparable y base de las insurrecciones obreras que se presentaron desde China hasta Colombia, pasando por Europa, y corresponden a los períodos de crisis económicas y de preparativos de guerra imperialista.

Algunas organizaciones imaginan que un enfrentamiento directo contra las clases dominantes representadas en el Estado solo es posible si se cuenta con sólidas organizaciones; alegan que los proletarios ligados a los sindicatos en manos de la aristocracia obrera en los países imperialistas ya no pueden ser baluartes de la lucha revolucionaria; se quejan del insignificante número de afiliados a las organizaciones sindicales en los países oprimidos creyendo que es imposible una Huelga Política de Masas o un Paro Nacional Indefinido… exigen como condición contar con “fortalezas” antes de pensar siquiera cómo acometer una huelga política de masas… Pero toda la experiencia del Movimiento Obrero enseña que tales bastiones surgen precisamente de la propia lucha y de las mismas huelgas políticas de masas, de sus grandes manifestaciones y combates callejeros. Y si los comunistas y revolucionarios trabajan bien verán surgir, las organizaciones sindicales renovadas, depuradas de la escoria oportunista, así como las nuevas formas de organización, ya no solo para la mera lucha sindical sino para el ejercicio del poder, como enseña la experiencia del proletariado en Rusia con los Soviets en 1905 y la reciente experiencia embrionaria de La Reunión en Francia.


Las Huelgas Políticas de Masas no dependen de los deseos subjetivos de los revolucionarios sino que son formas históricas de lucha que obedecen a la exacerbación de las contradicciones económicas, políticas y sociales creadas en condiciones como la actual, cuando la crisis económica del capitalismo mundial ha puesto de manifiesto su putrefacción y demostrado su incompatibilidad con la sociedad. Es esta situación material objetiva la que ha “despertado” las fuerzas objetivas de la revolución proletaria mundial, tanto en los países imperialistas como en los países oprimidos.

Bien lo dice el Documento de la XI Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm) Situación Actual Táctica Revolucionaria y Tareas de los Comunistas:
“No es casualidad que por todos los países, imperialistas y oprimidos, crezca la movilización masiva, las huelgas económicas y políticas, y no pocas rebeliones armadas, contra el sistema mundial imperialista opresor y explotador de la sociedad, y destructor de la naturaleza. Tal agudización mundial de la lucha de clases es la condición objetiva por excelencia para el trabajo de los comunistas de hacer conscientes y canalizar sus innumerables formas de manifestarse, en la dirección estratégica de la Revolución Proletaria Mundial, cuya perspectiva no es otra que el Socialismo y el Comunismo.
(…)
La crisis social mundial despierta las fuerzas sociales de la Revolución Proletaria Mundial, que si bien por sus intereses objetivamente necesitan y tienden hacia un nuevo y superior sistema socialista, por sí mismas no son conscientes de esa necesidad. Conciencia ideológica y política que debe ser llevada por el movimiento comunista y fundida con la fuerza material del movimiento de masas, partiendo de reconocer en el imperialismo la fase superior y última del sistema capitalista mundial, y la antesala del socialismo; de reconocer en la Revolución Proletaria Mundial el medio para la destrucción violenta del imperialismo, suprimir la propiedad privada sobre los medios sociales de producción, acabar para siempre la explotación del hombre por el hombre, y con ellas, la división de la sociedad en clases antagónicas; de reconocer en la Dictadura del Proletariado el último tipo de Estado necesario para la transición socialista del capitalismo al comunismo”.

En lo que respecta a Colombia, la burguesía apoyada por los imperialistas y en colaboración con los jefes de las guerrillas, los jefes de los partidos reformistas y oportunistas, y los jefes de las centrales sindicales, ha usado el poder político y económico del Gobierno y del Estado en una gran campaña para entrampar a la clase obrera y al pueblo en el letargo de la “paz social”; pero contra tal componenda reaccionaria-reformista la crisis económica al ampliar y profundizar la crisis social, ha atizado las contradicciones antagónicas de la sociedad, entre el trabajo y el capital, entre las clases del pueblo oprimido y las clases dominantes opresoras, y también las contradicciones en el seno de las mismas clases dominantes.

En palabras del documento citado:
“Y agudización de las contradicciones sociales irreconciliables significa agudización de la lucha de clases —lo diametralmente opuesto a la “paz social”—; aumenta el odio de clase y lucha de los trabajadores asalariados contra sus explotadores capitalistas, crece el odio y movilización del pueblo contra el régimen de gobierno y el Estado reaccionario con todas sus corruptas instituciones.
Contra los deseos de los enemigos y falsos amigos del pueblo, la agudización de la contradicción principal de la sociedad colombiana entre el proletariado y la burguesía, y la agudización de la contradicción entre las clases del pueblo oprimido y las clases dominantes opresoras, son condiciones excelentes para avanzar en la conciencia, organización y lucha de las fuerzas sociales de la revolución; como también la agudización de las contradicciones inter-burguesas se convierte en una reserva indirecta de la revolución, puesto que al dividir a los enemigos y debilitar el poder de los gobernantes, favorece el avance de la lucha revolucionaria de las masas trabajadoras. La agudización de la lucha de clases objetivamente sirve al camino de la guerra revolucionaria, no a la conciliación ni a la mentirosa ‘paz social’”.

Y aunque desconocemos las particularidades más concretas de los distintos países, en algunos como en Colombia se hace evidente que:
“La tendencia objetiva ascendente del movimiento de masas hacia la generalización de las Huelgas Políticas de Masas, es en la actualidad la forma de lucha base de la táctica revolucionaria para dirigir el movimiento en la conquista de sus reivindicaciones inmediatas, para lograr el máximo avance ahora en la perspectiva estratégica revolucionaria de demoler el poder político y económico de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, aprovechando la división, inestabilidad y desprestigio de los gobernantes. La tendencia del movimiento espontaneo hacia la generalización de las Huelgas Políticas de Masas, es actualmente la forma que mejor expresa y concentra la fuerza de la lucha de los trabajadores para contener la ofensiva de las clases dominantes y el imperialismo contra el pueblo, ofensiva que los Gobiernos han centrado en intensificar la explotación de los proletarios y la ruina de los pequeños y medianos propietarios de la ciudad y del campo, y así transferir los costos de la crisis a las masas trabajadoras garantizando mayores ganancias a los capitalistas e imperialistas y máxima rentabilidad al capital financiero.
El actual sigue siendo un período táctico de preparación y acumulación general de fuerzas para la revolución, un período para fortalecer la confianza de las masas en el poder que emana de sus propias fuerzas, para reorganizar las filas de las clases revolucionarias, para organizar el Partido de vanguardia del proletariado y bajo su dirección el Frente de clases basado en la alianza obrera-campesina y el ejército popular como parte del pueblo armado. El presente es un período de ofensiva táctica dentro de la defensiva estratégica, en el cual si triunfa la táctica revolucionaria en la dirección del movimiento de masas, la Huelga Política de Masas no será derrotada ni conducido el movimiento a un nuevo período de repliegue y defensiva táctica, sino que el actual, dada la profunda crisis social, la exacerbación de las contradicciones de clase y el desprestigio de los gobernantes, se convertirá en el tránsito a un nuevo período de ofensiva final, de crisis revolucionaria, de insurrección y triunfo de la revolución socialista en Colombia”.

No se trata entonces de “reemplazar” la lucha armada de las guerras populares e insurrecciones dirigidas por los comunistas, por las huelgas políticas de masas, como torcidamente lo interpretan algunos maoístas, sino de reconocer este fenómeno objetivo y apoyarse en él para avanzar en la revolución necesaria, tanto en los países imperialistas como en los países oprimidos. Tal fue el correcto pronunciamiento reciente de los camaradas del Partido Comunista Maoísta de Francia.

Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)

Diciembre 15 de 2018



"La huelga de masas, tal como nos la muestra la revolución rusa, es un fenómeno cambiante, que refleja en sí mismo todas las fases de la lucha política y económica y todos los estadios y momentos de la revolución. Su campo de aplicación, su fuerza de acción y el momento de su desencadenamiento cambian continuamente. Abre repentinamente nuevas y amplias perspectivas para la revolución allí donde parecía haber caído en un callejón sin salida; y fracasa, allí donde se creía poder contar con ella plenamente. Ora se extiende por todo el imperio como una ancha ola de mar, ora se divide en una red gigantesca de estrechos riachuelos; ora brota de las profundidades como un fresco manantial, ora se hunde completamente en la tierra. Huelgas políticas y económicas, huelgas de masas y huelgas parciales, huelgas seguidas de manifestaciones y huelgas acompañadas de combates, huelgas generales de ramas industriales aisladas y huelgas generales en determinadas ciudades, luchas pacíficas por aumentos salariales y batallas callejeras, combates en las barricadas…: todo esto fluye caóticamente, se dispersa, se entrecruza, se desborda; es un océano de fenómenos, fluctuante y eternamente en movimiento. Y la ley del movimiento de estos fenómenos aparece claramente: no radica en la huelga de masas misma ni tampoco en sus particularidades técnicas, sino en las relaciones de fuerza políticas y sociales de la revolución. La huelga de masas es simplemente la forma de la lucha revolucionaria, y todo cambio en la relación de las fuerzas en pugna, en el desarrollo de los partidos y en la división de clases, en la posición de la contrarrevolución, todo esto influye inmediatamente sobre la acción huelguística a través de miles de caminos invisibles y apenas controlables. Y sin embargo, la acción huelguística en sí no cesa en ningún momento apenas. Cambia únicamente sus formas, su extensión, su repercusión. Es el pulso vivo de la revolución, y, al mismo tiempo, su fuerza motriz más poderosa. En una palabra: la huelga de masas, tal como nos la muestra la revolución rusa, no es un medio astuto, ingeniado con el fin de lograr una actuación más poderosa en la lucha proletaria, sino que es el mismo movimiento de las masas proletarias, la forma en que se manifiesta la lucha proletaria en la revolución".

(Rosa Luxemburgo, Huelga de masas, partido y sindicato)

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