¡Persistir en la Lucha Contra el Régimen y por las Reivindicaciones Inmediatas del Pueblo!

Mensaje a la Asamblea Nacional Popular



Se hacen presentes en este evento democrático las verdaderas fuerzas vivas del país, con su diversidad de organizaciones y expresiones, unidas bajo una bandera común: hacer retroceder al régimen mafioso y paramilitar de Duque en su política antiobrera y antipopular.
Durante 15 días el pueblo colombiano se ha mantenido en las calles alterando el orden establecido por las clases dominantes, socias y lacayas del imperialismo. Millones de mujeres y hombres, viejos y niños, y sobre todo, la juventud indomable, han ocupado el escenario de la vida social y política haciéndose escuchar en los cinco continentes. El pueblo colombiano también se ha puesto de pie como lo han hecho sus hermanos de Haití, Ecuador, Chile, Bolivia, Brasil… en el continente y como lo hacen los pueblos en otras regiones del mundo, Francia, Irak, India… por solo mencionar unos cuantos.
Es una oleada revolucionaria general contra un sistema imperialista —capitalismo en decadencia— que solo puede seguir subsistiendo a cuenta de devorar a la humanidad y destruir la naturaleza para salvaguardar los privilegios de una ínfima minoría parasitaria. Es una lucha común contra una minoría explotadora que lejos de resolver las demandas de los pueblos, recurre al terrorismo de Estado, a la represión, al encarcelamiento, a la matanza y al asesinato de los mejores hijos de quienes sostienen la sociedad con su trabajo.
Tanto los levantamientos populares de los hermanos países, como el del pueblo colombiano objetivamente contribuyen al camino de la revolución socialista, la cual es la única salida de fondo a los grandes problemas que asfixian a la sociedad mundial. Un camino que le ha posibilitado al pueblo trabajador tomar confianza en sus propias fuerzas, construir y fortalecer sus organizaciones y ejercer la democracia directa desde abajo, con independencia del Estado, de los partidos políticos y de sus representantes en el establo parlamentario, e incluso pasar por encima de las viejas y rancias burocracias sindicales amamantadas por el Estado. El pueblo se ha hecho escuchar con voz propia y ha demostrado en las calles que no necesita intermediarios que hablen por él, haciendo ver en todo su esplendor que son los pueblos los hacedores y protagonistas de la historia y sus dirigentes una mera casualidad.

Sin embargo, se les han planteado a los pueblos y hoy se le plantean al pueblo colombiano dos caminos: El primero, seguir presionando con la movilización y el paro un acuerdo por arriba, bien sea en el Congreso o en negociaciones a espaldas de las masas, que conducirá, a sacrificar el conjunto de las reivindicaciones del pueblo por las migajas entregadas a un pequeño sector como hizo Moreno en Ecuador con la CONAIE, e incluso logrando hacer retroceder parcialmente al gobierno como en Chile, para terminar canjeando el levantamiento popular por una reforma política sin tocar el fondo del problema: el capitalismo imperialista como sistema.
El segundo camino, mantenerse firme en la lucha y continuar la movilización en las calles y trabajando por el Paro Nacional Indefinido, con nuevas y más contundentes Huelgas Políticas de Masas que frenen la arremetida del régimen reaccionario y conquisten con el paro en la producción y el combate en las calles las reivindicaciones económicas, sociales y políticas inmediatas del pueblo. Aspiraciones básicamente contenidas en los 13 puntos del pliego y a las cuales habría que agregar el alza general de salarios, el salario mínimo de 1.500.000 pesos para el 2020, el cese de los despidos masivos y la abolición de la contratación por terceros.
Trabajar por el paro nacional de la producción y vincular el alza general de salarios y la estabilidad laboral al Pliego del Paro Nacional es una necesidad para lograr los objetivos del movimiento ahora, por cuanto corresponde a las relaciones básicas de la sociedad colombiana: si se paraliza la producción, se corta la ganancia de los capitalistas y se obliga a los enemigos a ceder, porque se toca el corazón mismo del capital; a su vez, conquistar las reivindicaciones en cuanto a mejorar el salario y la contratación indefinida, acaba de una vez con el engaño de la “Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales” y garantiza la estabilidad laboral de la juventud que ha sido la fuerza de vanguardia en el Paro.
El momento exige acerar la unidad de las fuerzas populares alrededor de sus propios intereses, reafirmar el camino de la lucha independiente y revolucionaria que le permitan no solo conquistar con las Huelgas Políticas de Masas sus reivindicaciones inmediatas más sentidas, sino dejar sentadas las bases para las batallas futuras por la revolución socialista: con el ejercicio de la democracia directa del pueblo desde abajo, con organizaciones que no solo discutan sino que ejecuten y hagan cumplir el mandato de las reuniones y asambleas, con nuevas formas de lucha para enfrentar las fuerzas represivas del Estado, con nuevas expresiones de la protesta popular… Todas ellas son las cosas nuevas en las que se debe perseverar en la perspectiva de la revolución social y política que le permitirá al pueblo tomar la iniciativa histórica.
Y tomar la iniciativa histórica no puede reducirse a participar en la próxima farsa electoral dándole apoyo al que más prometa, o se proponga remendar la podredumbre del Estado y “humanizar” el capitalismo; tampoco puede quedarse en “tumbar a Duque” para poner a otro mequetrefe “menos malo”, ni para hacer una “nueva constitución” dejando intacto el Estado burgués y todo el poder del capital; todas esas propuestas son un callejón sin salida porque no atacan el problema de raíz y conducen a la situación que están viviendo ahora los pueblos hermanos de Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
Las nuevas formas de organización y de lucha, y toda la rica experiencia de estos tiempos debe servir de acumulado para tomar la iniciativa histórica que se proponga destronar a las clases dominantes mediante la insurrección armada y establecer el nuevo Estado de obreros y campesinos sin burocracia estatal privilegiada, sin policía ni ejército permanente, con funcionarios elegibles y removibles en cualquier momento y donde se haga cumplir el mandato popular con la fuerza del pueblo armado. Solo un Poder y un Estado de ese tipo será capaz de expropiar a las clases parásitas y entregar a los trabajadores todos los medios de producción para satisfacer las necesidades sociales y no para agrandar la bolsa y los privilegios de quienes viven del trabajo ajeno.
Los comunistas organizados en la Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) no tienen aspiraciones distintas a los anhelos del pueblo colombiano y reafirman su compromiso de hacer todo cuanto esté a su alcance para alcanzar las reivindicaciones inmediatas del pueblo trabajador, uniéndose a las demás organizaciones revolucionarias y al pueblo en este gran propósito; llaman a los asistentes a esta Asamblea a persistir en el camino de la lucha revolucionaria con independencia del Estado y los politiqueros, e invitan a los mejores hijos del pueblo a unirse a la tarea de construir el Partido Comunista Revolucionario, destacamento necesario para dirigir y organizar todas las fuerzas populares hacia el triunfo de la revolución que instaure la República Socialista de Colombia al servicio de la Revolución Proletaria Mundial.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Diciembre 6 de 2019

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