PROTESTA SOCIAL ¡ADELANTE!


La Constitución Política de 1991 de la cual tanto se ufanan los reformistas, dice en su artículo 37: “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”.
Así lo diga la letra de la Constitución, no existe derecho de reunión ni de manifestación cuando en los hechos las protestas de los trabajadores son reprimidas por las balas y el garrote de las fuerzas policiales, los dirigentes sociales son perseguidos y acribillados por los sicarios paramilitares, las huelgas y paros son declarados ilegales por los tribunales.
Esa es la esencia de la democracia burguesa ¡reconocimiento puramente formal de los derechos y libertades!
No existe libertad de movilización social cuando la misma ley que dice reconocerla condiciona las manifestaciones del pueblo al inofensivo pacifismo, en tanto la violencia reaccionaria y el terror estatal tienen plena libertad de movimiento.
No existe libertad para la protesta social cuando la misma ley que habla de reconocerla como un derecho fundamental, a renglón seguido autoriza limitar su ejercicio mediante leyes posteriores, tales como el reaccionario Código Nacional de Policía, preparado y aprobado respectivamente en los viejos gobiernos de Uribe y Santos, y redactado por el general Naranjo, ungido luego Vicepresidente de la “paz social”.
Ese es el papel del Estado opresor capitalista ¡amortiguar los choques entre las clases, mediante la limitación forzada de los procedimientos y medios de lucha de las clases trabajadoras!
Esa es la paz de los ricos ¡asesinar a quien esté en desacuerdo con sus crímenes!
“Regular la protesta social” es el contenido fundamental del Código Nacional de Policía. La cortapisa atravesada en abril de 2017 por la Corte Constitucional no echó atrás dicho contenido ni lo dejó sin piso como dicen los leguleyos reformistas; simplemente transfirió al Congreso su aprobación antes del 20 de junio de 2019 mediante una ley estatutaria, la misma que hoy invoca el miserable holgazán Guillermo Botero quien será Ministro de Defensa del nuevo Gobierno, en su propuesta de “regular la protesta social para que sea una protesta ordenada que verdaderamente represente los intereses de todos los colombianos y no solo de un pequeño grupo”.
He ahí viva la aplicación de la tal Constitución del 91 ¡ley madre dictatorial de los capitalistas apoyada y rubricada también por los reformistas defensores del “Estado Social de Derecho”!
Los capitalistas jamás admiten de frente que solo defienden su interés de clase de ¡ganar más explotando más! y siempre hablan de “proteger los intereses de todos los colombianos”. Para ellos las luchas y protestas de las grandes masas explotadas y burladas por las promesas de los gobernantes, no son más que “desórdenes de pequeños grupos instigados por agitadores profesionales”.
Los reaccionarios intentan negar que la protesta social de los trabajadores es expresión de la lucha de clases en la sociedad colombiana, en resistencia a la explotación que enriquece cada vez más, a ese sí, pequeño grupo de grandes capitalistas, y en defensa de los intereses y derechos de la inmensa mayoría de la población cuyo trabajo en la ciudad y el campo en vez de resolver sus problemas, es una condena a ser cada vez más pobre.
“Regular la protesta social” es impedir que rompa el orden burgués y afecte las ganancias de los capitalistas. Tal es el tipo de protesta social que gusta a los reformistas: pacífica, sin alteración del orden público y sin paro de la producción.
“Regular la protesta social” significa imponer más limitación forzada a los procedimientos y medios de lucha de los trabajadores, esto es, dar más ventajas y garantías al crecimiento de la ganancia de los capitalistas.
La protesta social que sirve a los pobres de la ciudad y del campo, es por las vías de hecho, la que ellos por propia iniciativa llevan adelante, la que les permite hablar de tú a tú con los gobernantes y empresarios ¡tomando las calles y alterando las ganancias de los ricos con el paro de la producción!
Lejos de disminuir, la protesta social seguirá creciendo avivada por el hambre, el desempleo, el destierro, calamidades propias de la gran crisis social que vive el país y que ahora la agravará el nuevo gobierno encabezado por la facción empresarial uribista y su embestida espoliadora contra los trabajadores.
Los gobernantes con sus leyes y fuerzas armadas pueden reprimir la protesta social de los trabajadores, pero jamás podrán evitarla ni suprimirla pues ella nace de la asombrosa desigualdad económica entre las clases a causa de la explotación capitalista.
No es la voluntad de los gobernantes, sino las contradicciones antagónicas de clase en la sociedad las causantes de la protesta social, las que desatan la rebelión de los pueblos, y con el concurso del elemento comunista revolucionario, esas contradicciones son la base para organizar y llevar adelante la revolución proletaria contra todo el sistema de la esclavitud asalariada.
En lo inmediato, contra los incumplimientos del gobierno y el asesinato de dirigentes sociales, seguir el ejemplo de Fecode de ir a un paro nacional magisterial, seguir el ejemplo de los campesinos, indígenas y comunidades afros de bloquear la Panamericana, aprender y seguir la enseñanza de las masas trabajadoras: ¡solo con la protesta social nos escuchan los gobernantes!
Al Estado que pretende “regular la protesta social”, confrontarlo directamente con más protesta social, con bloqueos y tomas por doquier, con paros y huelgas políticas preparatorias de un gran Paro Nacional Indefinido como forma de protesta social nacional para hacer respetar los derechos de todos los trabajadores.
Contra la “regulación de la protesta social” son inútiles los alegatos de los politiqueros reformistas. ¡Solo la protesta social del pueblo colombiano la echará atrás!
Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
Julio 30 de 2018

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