EN HOMENAJE A PEDRO VÁSQUEZ RENDÓN EN EL 50 ANIVERSARIO DE SU MUERTE


El 5 de agosto de 1968 fue vilmente asesinado el camarada Pedro Vásquez Rendón, dirigente del partido del proletariado colombiano, por aquella época llamado Partido Comunista de Colombia (marxista – leninista). Aquel era un destacamento muy distinto del grupo oportunista que todavía lleva ese nombre.

Pedro Hernando Vásquez Rendón se erigió en el jefe del proletariado colombiano en lucha contra el revisionismo jruschovista y en fiero combate contra la camarilla revisionista del Partido Comunista Colombiano, seguidor de las teorías oportunistas de “la transición pacífica, la convivencia pacífica y la emulación pacífica” y del “partido de todo el pueblo y Estado de todo el pueblo” con que la nueva burguesía socialimperialista rusa (socialista de palabra pero imperialista de hecho) enmascaraba su traición al proletariado y ocultaba el restablecimiento de las relaciones capitalistas en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas – URSS, posterior a la muerte de José Stalin.

La camarilla revisionista encabezada por Gilberto Viera, Filiberto Barrero y Álvaro Vásquez del Real ante la contundencia de la crítica marxista, en lugar de corregir sus errores de marchar a la cola de la burguesía colombiana y de sembrar ilusiones pacifistas entre el proletariado y los pobres del campo, optó por expulsar a Pedro Vásquez y a otros revolucionarios, ocasionando con ello la justa rebelión en las filas del partido: regionales enteros como el del Magdalena y la Guajira rompieron con la camarilla vieirista y varias organizaciones regionales de la Juventud Comunista hicieron lo propio.

Pedro Vásquez Rendón junto con Pedro León Arboleda, Libardo Mora Toro, Francisco Garnica, Carlos Alberto Morales, Ricardo Torres y Aldemar Londoño, entre otros tantos camaradas, encabezaron aquella justa rebelión reconstituyendo el destacamento de vanguardia proletario, desnaturalizado por el revisionismo; rebelión que culminó con la fundación del Partido Comunista de Colombia (marxista – Leninista) en el X Congreso comunista celebrado en julio de 1965.

De entre aquellos gigantes héroes proletarios, Pedro Vásquez marchaba al frente por su más amplia visión y su mayor experiencia, así como por su devoción y entrega a la causa de la clase obrera. Sus trabajos en la defensa de la ciencia de la revolución, sus análisis sobre el carácter de la sociedad colombiana y sus aportes a la solución de los problemas derivados de esa caracterización como el de la construcción del Partido, de la estrategia y la táctica, de la guerra popular y la construcción del ejército popular, del frente revolucionario, de la línea de masas… dan cuenta de la estatura de ese gigante.

La muerte prematura de la mayoría de los dirigentes del nuevo Partido a manos de las fuerzas reaccionarias, ocasionada por la equivocación de pretender desarrollar una guerra popular prolongada que rodeara las ciudades desde el campo —en una sociedad donde ya predominaban las relaciones capitalistas—, ligada al débil rompimiento inicial con las tendencias guerrilleristas promocionadas por los dirigentes cubanos y su “foco insurreccional” y la negativa a desarrollar la Campaña de Bolchevización para corregir los errores de “izquierdismo” advertidos por Libardo Mora Toro, causaron que el Partido también se desnaturalizara, y terminara dividido en tres en 1975 y atomizado a finales de los años 70.

Desde aquella época el proletariado carece de su organización partidaria de vanguardia que dirija su lucha por la emancipación. Sin embargo, los proletarios revolucionarios han mantenido en alto la bandera de la necesidad del Partido como instrumento imprescindible para el triunfo de la revolución. Entre ellos la Unión Obrera Comunista (mlm) desde 1998 se embarcó en la histórica tarea de continuar en el terreno político la lucha y contribución, iniciada en 1989 por la Revista Contradicción, a la construcción de ese Partido derrotado y desparecido.

Como herederos legítimos de Pedro Vásquez Rendón, los proletarios revolucionarios marxistas leninistas maoístas que hoy luchan por dotar a la clase obrera de su Partido Comunista Revolucionario, defienden los aciertos de los comunistas marxistas leninistas y critican sus errores, aprenden de su gran experiencia y luchan por superar las limitaciones de sus antecesores, entendiendo que el comunismo en Colombia tiene una larga historia y rica experiencia que constituyen un valiosísimo arsenal para triunfar sobre los enemigos de la clase obrera y el pueblo colombiano.

Y a propósito de ese arsenal, como Homenaje a Pedro Vásquez Rendón en el 50 Aniversario de su Muerte, reproducimos su carta abierta a la camarilla revisionista que lo expulsó en 1963, porque en ella no solo muestra el talante de dirigente que era, sino la vigencia de su pensamiento, muy a la medida de los actuales cánticos de paz y de la politiquería oportunista.

Carta Abierta de Pedro H. Vásquez Rendón al Secretariado del Comité Ejecutivo del Comité Central del Partido Comunista de Colombia

CC.
Secretariado del Comité Ejecutivo del Comité Central, Gilberto Vieira, Filiberto Barrero, Álvaro Vásquez del Real. Bogotá.

En el boletín TAREAS del 29 de noviembre apareció un material atribuido al Comité Ejecutivo Nacional del Comité Central que, con pretextos educativos, ustedes elaboraron, no contentos con el atropello que cometieron al proferir mi expulsión.

Rechazo de plano, por falsos y calumniosos, los cargos que se me hacen en el material, lo mismo que en la resolución aparecida en el No 251 de Voz de la democracia y afirmo que con tales procedimientos y falsedades ustedes no van a educar a nadie sino a tratar de engañar a la base del partido que nada positivo puede sacar de la discusión sobre calumnias semejantes.

Con ello nos obligan a señalarles que la verdadera razón de su actitud hacia mí y contra otros compañeros, son los planteamientos ideológicos que, por encargo de la base del Magdalena, hicimos ante el 28 Pleno y en otras reuniones del Comité Central y los que la misma base formulara ante varios delegados de la Dirección Nacional en la II y III conferencias regionales del Partido Comunista de Colombia, Regional del Magdalena y la Guajira.

Ello vicia de nulidad la expulsión mía y las demás sanciones proferidas por ustedes con bases falsas y descubre ante el país que lo que ustedes quieren es un partido de bolsillo y que ni las inquietudes de la base ni las del pueblo, tienen interés para ustedes, lo cual constituye, esa sí, la más flagrante de las violaciones del CENTRALISMO DEMOCRÁTICO.

Renuevo mi solicitud de que se convoque un congreso del partido para estudiar los planteamientos que ustedes quieren acallar y apelo ante la máxima autoridad del partido contra las decisiones del Comité Ejecutivo Nacional, impuestas en el 29 Pleno.

Mi expulsión y la de otros camaradas, cancela por el momento la posibilidad de que la base del P.C. se haga oír por ustedes sin correr el riesgo de ser aplastada y demuestra que ustedes han copiado lo peor del revisionismo para erigirlo en línea política no adoptada por ningún congreso del P.C.C.
Varias conferencias del regional del Magdalena y de la Guajira y los miembros del Comité Central destacados de esa región, hemos planteado para que se discuta conforme a los estatutos:
  • Si es cierto, como se desprende de las apreciaciones y la práctica de ustedes, que la burguesía colombiana es progresista en todo o en parte, o si por el contrario, es proimperialista y figura entre las más sanguinarias del mundo.
  • Si la revolución que necesita el pueblo colombiano es un simple cambio de gobierno, como ustedes sostienen en la práctica, o si es un cambio cualitativo del sistema, como lo indica la teoría marxista-leninista aplicada a Colombia.
  • Si existe alguna solución que pueda mejorar si quiera mínimamente las actuales condiciones del país y del pueblo, bajo el sistema de la burguesía, o si la única salida que tiene hoy el pueblo colombiano frente a las crisis asfixiantes de la estructura en quiebra es un cambio de sistema y no un arreglo con la burguesía o con parte de ella.
  • Si el reformismo salvador de la burguesía a de suplantar el marxismo-leninismo como se desprende de la práctica de ustedes y si quienes hablan de revolución son extremo-izquierdistas como los ven ustedes, desde su extremo-derechismo.
  • Si la unidad de la clase obrera hay que lograrla alrededor del código reaccionario del trabajo y del economismo inveterado, o si ésta hay que buscarla en la lucha misma por la revolución dentro de la cual la lucha económica encuadra como objetivo táctico.
  • Si es justo resucitar en la mayoría del pueblo, decepcionado de los manzanillos y de los partidos tradicionales, el apetito electorero para remozarle la careta democratera a una dictadura de clase cada vez más sanguinaria, o si hay que convertir el abstencionismo en boicot.
  • Si es permisible dar la vida para conservar la condición existente, como aconsejan ustedes a través de la simple autodefensa, o si la eficacia de la propia autodefensa hay que garantizarla para formas verdaderamente superiores de lucha.
  • Si el apaciguamiento ante un sistema sanguinario como el colombiano es la vía más corta y la de menos sacrificios o por el contario la más larga y la más costosa para el pueblo.
  • Si la alianza fundamental de la clase obrera para la revolución es la burguesía o parte de ella o son los campesinos y todas las demás clases explotadas.
  • Si la discusión ideológica es la mejor manera de solucionar los problemas del partido y orientarlo como hemos sostenido los sancionados o si el garrote disciplinario preserva mejor al partido como lo piensan ustedes.
Ustedes han recurrido a maniobras incalificables para evitar un debate que pudo lanzarse en el próximo congreso. Lo que desató la ira de ustedes, sobre todo, fue la defensa que hice de la revolución y de los revolucionarios chinos y mi denuncia franca de la actitud de ustedes frente a la revolución cubana y frente al partido y la revolución de Venezuela.

Desgraciadamente para ustedes, los camaradas chinos después del 28 Pleno:

“Si en el transcurso de la revolución del proletariado llega a marchar a la cola de los terratenientes y la burguesía, será imposible la victoria completa y real de la revolución”. “El Partido del proletariado no debe en absoluto basar su pensamiento, su política para salvar la revolución y todo su trabajo, en la suposición de que el imperialismo y los reaccionarios están dispuestos a la transformación pacífica. “Si el partido del proletariado no se prepara también para un desarrollo no pacífico, paralizará la libertad revolucionaria del proletariado, se desarmará ideológicamente, se encontrará completamente desprevenido y pasivo tanto en lo político como en materia de organización y por consiguiente, arruinará la causa revolucionaria del proletariado”.
“El abecé del marxismo-leninismo nos enseña que el parto de una revolución es, en fin de cuentas, mucho menos doloroso que el sufrimiento crónico en la vieja sociedad. Lenin tenía razón cuando decía del orden capitalista que ‘aún en el desarrollo más pacífico de los acontecimientos, impone incontables sacrificios a la clase obrera’.
“El partido del proletariado debe dirigir a las masas en la lucha contra los enemigos y saber utilizar las contradicciones entre ellos. Pero la utilización de estas contradicciones tiene como propósito alcanzar con mayor facilidad los objetivos de la lucha revolucionaria del pueblo y no anular estas luchas.
“Si los comunistas se apartan de las demandas revolucionarias de las masas populares perderán fácilmente la confianza de las masas y el torrente revolucionario los dejará atrás.
“Si la dirección de un partido adopta una línea no revolucionaria y convierte a un partido en un partido reformista, su lugar en la revolución será ocupado por los marxistas-leninistas que hayan dentro y fuera del partido, los cuales dirigirán al pueblo en la revolución. Y cuando la burguesía reaccionaria traicione y reprima al pueblo, la línea oportunista causará a los comunistas y a las masas sacrificios trágicos innecesarios.
“Si los comunistas se deslizan por el camino del oportunismo, degenerarán en nacionalistas burgueses y en apéndices del imperialismo y de la burguesía reaccionaria”.

No pretenderán ustedes que yo les inspiré a los camaradas chinos estas cosas que parecen escritas pensando en ustedes, como pretenden que yo soy la razón de ser del descontento generalizado oculto en muchas partes del país y abierto en el Magdalena y la Guajira, con la gestión revisionista de la Dirección Nacional del P.C.C.

Después de militar quince años en las filas del partido, soy testigo no solo de que ustedes se equivocan frente a los problemas nacionales como lo reconocen a veces y con bemoles después de cada bandazo quinquenal, y que detestan la discusión de carácter ideológico porque siempre los pone en peligro de que se vea su esencia revisionista.

La unidad del partido es la razón de ser de su propia existencia, afirman ustedes en gruesas letras de molde. Porque no agregan con Lenin “que la unidad sólo se realiza por una organización única cuyas decisiones se llevan a la práctica no por miedo, sino a conciencia de todos los obreros conscientes. Discutir una cuestión, manifestar y oír las diferentes opiniones, conocer el punto de vista de la mayoría de los marxistas organizados, expresar este punto de vista en la decisión tomada, cumplir a conciencia esa decisión, es lo que en todas partes del mundo y entre personas razonables se llama unidad”.

La razón de ser del partido es la revolución misma que está llamado a dirigir o, para decirlo de otro modo, la urgencia misma de la revolución. Partidos para esperar la revolución no son revolucionarios sino evolucionistas, es decir burgueses. Y luchas populares, aún armadas, para conservar la situación existente, como las que ustedes plantean al erigir la autodefensa en forma superior de lucha, no son revolucionarias sino conservadoras.

La unidad del partido es indispensable para que el partido sea el estado mayor revolucionario de todo el pueblo. Pero esta unidad no la quieren ustedes sino con el criterio de camarilla y expulsan a todos los luchadores que se atreven a discrepar, así sean los más probados e inteligentes. No es alrededor de los pontífices sino alrededor de los principios y de un enfoque acertado de la realidad nacional, como hay que hacer la unidad.

De otra manera el centralismo deja de ser democrático y se convierte en garrote. La dirección se convierte en agencia caudillesca del manzanillismo empeñado en establecer el culto a las gentes sin personalidad, de pequeños burgueses que se sienten amenazados con cada brote de discusión ideológica.

Por ese camino han llegado ustedes a exigir a la base el cumplimiento de un centralismo democrático que ustedes violan brutalmente, y a contratar con la burguesía la pasividad frente al genocidio monstruoso, a cambio de un poco de comodidad. Ustedes han querido esa comodidad para sentarse a esperar que los proletarios de otros países venzan al capitalismo, derroten al imperialismo y nos hagan la revolución. Entretanto dispensan a manera de gajes, para entretener a los descontentos o domesticar a los débiles, la ayuda que suministra el internacionalismo proletario.

Por ese camino han llegado ustedes hasta predicar la delación abierta y la implícita contra los revolucionarios y a aplaudir las masacres oficiales de revolucionarios, e inclusive hasta denunciar tareas revolucionarias hechas bajo la dirección de ustedes mismos en otras épocas.

Yo les digo que ni con mi expulsión ni con mi muerte solucionarán sus problemas, porque estos no nacen de los revolucionarios sino de su propio pecado: Atravesarse como vacas muertas en el camino del pueblo.

Tengo que decirles esto para que luego no quieran acogerse a la tesis de que estaban equivocados, para continuar vapuleando a los revolucionarios desde la dirección del partido. Y porque ustedes odian de corazón a los revolucionarios colombianos y esa es su razón de ser. Por eso su criterio sobre la unidad es la abdicación de la facultad de pensar.

Pero los verdaderos luchadores, los verdaderos comunistas, los verdaderos marxistas de dentro y fuera del partido, saben que lo que hay que hacer, es levantar muy alto la bandera del marxismo-leninismo contra el imperialismo que agotó ya su bagaje demagógico y contra el revisionismo de ustedes que busca hacerla sobrenadar para que no se ahogue en el mar de sangre popular por ella derramada.
 
Creo en el marxismo, en el leninismo, en el socialismo científico, en la revolución, en el pueblo, pero ya no puedo creer en ustedes, como no pueden creer las más claras inteligencias colombianas, ni las masas populares que ustedes dividen, fraccionan, pacifican para que la burguesía traidora sobreviva.
Les digo que la discusión no es personal, pero también afirmo que el pueblo colombiano no se unirá jamás entorno de sus delatores.

Esta discusión es entre el pueblo y los revolucionarios de Colombia y el mundo, por una parte, y los capitalistas y los revisionistas de todos los pelajes, por otra.

Me honra que justamente conmigo, ustedes hayan condenado a Mao Tse-tung y la revolución china. Pero la próxima vez no podrán rectificar ni declararse equivocados. Yo no me enfrento al partido sino a ustedes, a los jefes del revisionismo colombiano, a ustedes que se enfrentan a la clase y al pueblo.

Revolucionariamente,

Pedro Hernando Vásquez Rendón
Santa Marta, diciembre 3 de 1963.

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