¡AVANZAR EN LA PREPARACIÓN DEL PARO NACIONAL INDEFINIDO!
Durante
los meses de abril, mayo y parte de junio, el país fue sacudido por gigantescos
destacamentos de trabajadores del campo y la ciudad que se lanzaron a las
calles, al bloqueo y al paro indefinido; el paro de los maestros, trabajadores
del Ministerio de Trabajo y del Inpec, las manifestaciones de los demás empleados
estatales, los paros en Chocó y Buenaventura, los mítines, manifestaciones y
bloqueos de obreros industriales y de diversas empresas en las diferentes
ciudades, la lucha de los indígenas, campesinos y desplazados… todas esas
manifestaciones de rebeldía obrera y popular, movilizaron más de un millón de trabajadores
durante estos meses y tuvieron como blanco las promesas incumplidas por el
gobierno, exigieron la devolución de tierras y la reparación a las víctimas,
así como reclamaron reivindicaciones inmediatas comunes y muy sentidas por todo
el pueblo trabajador, tales como empleo, salarios, educación, salud, servicios
y vías de comunicación.
Una
oleada de indignación obrera y popular que desnudó la mentira de la “paz social”
y confrontó la dictadura criminal de los capitalistas en la cual mientras el
gobierno recauda billones de la reforma tributaria y permite que los politiqueros
y empresarios se roben billones del erario, a los huelguistas les responde con
la bestialidad del Esmad (golpeando, gaseando y asesinando luchadores e incluso
niños), así como con la cantinela cínica de falta de presupuesto para atender
las que llama “exageradas exigencias” de quienes sostienen la sociedad con su
trabajo.
Los
levantamientos de estos meses mostraron el desprestigio del Estado corrupto y el
avance de la conciencia social frente a la necesidad de frenar los abusos de
los explotadores y gobernantes. Desafiando las fuerzas asesinas del ejército,
la policía y el Esmad las masas populares hicieron valer su fuerza poderosa
obligando al gobierno a negociar en medio del paro indefinido y a resolver las
exigencias de los trabajadores. Actitud respaldada por el pueblo en todas
partes del país con manifestaciones de solidaridad y denuncia, como también con
la propia lucha en una clara tendencia a generalizar el paro indefinido:
mítines, movilizaciones, tomas y bloqueos en Bogotá, Medellín, Cali,
Barranquilla, Ibagué realizados por trabajadores de distintas empresas,
indígenas, desplazados, estudiantes… asonadas contra la represión y la
brutalidad policial en Lomita Arena y Soledad, y por el mal servicio de energía
en Aracataca, manifestaciones y anuncio de paro en La Guajira, Putumayo,
Barrancabermeja…
La
fuerza del movimiento no retrocedió ante el argumento mentiroso de “no hay
plata”, despreció el truco de las “mesas de trabajo” donde se discute de todo y
no se resuelve nada, desdeñó las promesas y dejó en claro que ante el
incumplimiento de los acuerdos, las masas volverán a la calle y al paro.
La
poderosa energía revolucionaria de los paros y la iniciativa creadora de las
masas en las redes sociales desbordaron la mordaza oficial y la desinformación
de los medios de comunicación, obligándolos a reportar las manifestaciones y
los desmanes de las fuerzas represivas. Así como hicieron quedar en ridículo
las declaraciones de ministros y alcaldes ante la contundencia de los hechos y
los argumentos de los nuevos dirigentes, quienes en no pocas ocasiones
enfrentaron cara a cara a los representantes del gobierno, cantándoles la tabla
literalmente y dejando al descubierto sus mentiras e hipócritas declaraciones.
La
tendencia a generalizar el paro indefinido fue aprovechada por los jefes vende-obreros
de las centrales sindicales para revivir el esperpento del Comando Nacional
Unitario y con él realizar su sucio trabajo de bomberos de la lucha de clases. Nuevamente,
como en el 2015, amenazaron con un Paro Cívico Nacional pero en realidad se
propusieron desinflar y abortar el PARO NACIONAL INDEFINIDO,
como se advirtió en este medio por esos días.
En
efecto, mientras cacareaban sobre “la preparación” del paro cívico nacional,
haciendo encuentros departamentales y seminarios para recoger en un solo pliego
las exigencias de las regiones y sectores, presionaban a los dirigentes de
Fecode para que firmaran rápidamente un acuerdo y se afanaban buscando arreglar
con el gobierno, usando nuevamente lo del paro cívico como un recurso retórico
para impedir la generalización del Paro Nacional Indefinido. No podía ser otra
su actuación, dado su historial de traiciones, entregas y componendas con los
enemigos del pueblo. No podía esperarse nada distinto de quienes apoyaron la
reelección de Santos, participan en su gobierno, están comprometidos a sembrar
ilusiones en la “paz social” orquestada por la élite explotadora nativa y los
imperialistas, en contubernio con los jefes guerrilleros y los dirigentes de los
partidos reformistas y oportunistas. No podía ser de otra forma sino amenazando
con generalizar la lucha para pescar incautos y votos con miras a la campaña
politiquera de las elecciones del 2018.
Por
su parte, politiqueros jefes reformistas y oportunistas como Alexander López y Jorge
Robledo cumplieron también su papel de apagafuegos, “sacando pecho” en algunas
manifestaciones y posando de abanderados de la causa social, prometiendo
“debates de control político” y sirviendo como “facilitadores” e
“interlocutores” (en palabras de López), para evitar que el movimiento se
saliera del orden establecido por los ricos. En otras palabras, cumplieron su
papel como agentes del enemigo en el seno de los trabajadores, tratando de desviar
la lucha por el camino de los debates inútiles en el establo parlamentario y
sembrando ilusiones en la politiquería y en el Estado de los explotadores.
En
esa misma dirección (guardando las diferencias) se promovieron las “acciones
populares”, “firmatones” y “revocatorias” que objetivamente le quitan fuerza al
movimiento porque siembran confianza en el Estado y sus instituciones, porque
ilusionan al pueblo en que se pueden cambiar las cosas “eligiendo” gente honrada,
porque ocultan que todo el aparato estatal está podrido y le abren el camino a
los nuevos politiqueros que posan de moralizadores del Estado y ejecutores de
la voluntad popular, cuando todos se convierten, independiente de su voluntad, en
cómplices y ejecutores de la cruel y voraz dictadura de los ricos holgazanes.
Aun
así, pese a la maquinaria represiva, propagandística, politiquera y vende-obrera,
a pesar de las vacilaciones inoculadas por los falsos amigos del pueblo, la
fuerza de los paros indefinidos obligó al gobierno a firmar acuerdos que
seguramente incumplirá como siempre, constituyéndose en apenas una tregua en la
lucha, a la cual se agrega la crisis social y ambiental agravada por la
política oficial; situación que exige de los dirigentes honrados, de los
activistas revolucionarios y comunistas, así como de los trabajadores y las
masas populares avanzar en la preparación del Paro Nacional Indefinido, organizando
las fuerzas, reuniendo en una Plataforma común las reivindicaciones inmediatas
del pueblo para conquistarlas con la fuerza del paro de la producción, la
movilización y el combate en las calles, con una gran Huelga Política de Masas
en todo el país.
Los paros
de estos meses confirmaron la tendencia objetiva de la sociedad hacia una gran
Huelga Política de Masas donde el pueblo arranque directamente al Estado sus
reivindicaciones inmediatas más sentidas, eleve su conciencia, sus formas de
organización y de lucha, como aprendizaje para las batallas futuras que destruirán
el poder político y económico de los explotadores y darán paso a un nuevo
Estado de obreros y campesinos, único capaz de resolver definitivamente los
graves problemas de la sociedad colombiana.
Comité
Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
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