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Mostrando entradas de septiembre, 2019

Sobre la Nueva “Declaración de Guerra” del Reformismo Armado

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Gran conmoción causó el video donde aparece Iván Márquez haciendo una nueva “declaración de guerra”, acompañado de Jesús Santrich, Romaña y el Paisa, entre otros firmantes de los acuerdos de La Habana en el Teatro Colón en Bogotá. Inmediatamente el Gobierno y los distintos partidos se pronunciaron condenando tal decisión; el títere presidente Duque prometió combatirlos, le puso una millonaria tarifa a las cabezas de los dirigentes y, por ahí derecho, hizo corresponsable al gobierno de Maduro en la decisión de Márquez y sus amigos. “Estados Unidos repudia enérgicamente los recientes llamamientos para que se vuelva al conflicto y la violencia del pasado en Colombia” , dijo entre otras el vocero de la Casa Blanca en Colombia. Sus excompañeros, hoy en el partido politiquero, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común en cabeza de Timochenco, también condenaron la decisión de volver a tomar las armas y deslindaron campos:  «estamos convencidos que el camino de la

Decisión Sobre la Farsa Electoral de Octubre

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1. Según el marxismo, el problema de las elecciones no es un problema de principios sino de la táctica; es decir, exige al proletariado revolucionario el análisis concreto de la situación concreta en cada farsa electoral para definir una actuación política correcta que se corresponda con la marcha de la revolución. Por consiguiente, no se trata de la actitud general de los comunistas frente al Estado y a la república parlamentaria cuya destrucción es una necesidad de toda verdadera revolución. Sino de esclarecer en cada caso concreto cómo aprovechar un episodio de la lucha entre las distintas facciones de la burguesía y los terratenientes por el control del Estado para hacer avanzar la revolución. 2. Respecto a la táctica dice Stalin: “La misión primordial de la táctica es determinar las vías y los medios, las formas y los procedimientos de lucha que mejor correspondan a la situación concreta en cada momento dado y que mejor coadyuven al éxito estratégico. Por eso,

EL TERROR ESTATAL ES EL ASESINO DE LOS DIRIGENTES POPULARES

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Continúa la matanza de dirigentes del pueblo. A diario caen compañeros condenados a muerte por reclamar las tierras expropiadas a los desplazados, por oponerse a los monopolios mineros y palmeros destructores de páramos, bosques y selvas, por denunciar a los gobernantes corruptos, por resistir al asedio y confinamiento decretado por las bandas armadas al servicio de los grandes negocios del narcotráfico y el contrabando, por reclamar del gobierno cumplimiento de acuerdos firmados, por defender los derechos fundamentales de las comunidades, por rechazar la brutalidad policial, por denunciar los atropellos del ejército… y hasta por haber dejado las armas confiando en la paz de los opresores capitalistas. Ante tan miserable campaña exterminadora de dirigentes del pueblo, surgen dos grandes orientaciones para hacerle frente. La orientación de los jefes de los partidos reformistas y oportunistas, hoy agrupados y expresados en la “oposición oficial”, que desde el punto de

¡Detener la ola de terror estatal de los capitalistas!

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Hay que detener la matanza. El asesinato sistemático de dirigentes sociales, dirigido contra reclamantes de tierras, contra dirigentes que lideran procesos en defensa del medio ambiente y se oponen a megaproyectos, contra dirigentes sindicales, indígenas y campesinos, así como los asesinatos contra desmovilizados de las FARC y los que obedecen a la disputa de territorios donde se ha disparado el cultivo de la hoja de coca, siguen siendo noticia cada día. La matanza es ejecutada con saña en un plan orquestado por los grandes capitalistas con la participación abierta o la anuencia del Estado, acompañada de las declaraciones cínicas de Botero, el cavernario Ministro de Defensa. Las cifras son aterradoras: según la  Separata de Actualización  del 23 de mayo presentado por Indepaz, la Cumbre Agraria y Marcha Patriótica son más de 700 líderes sociales y 135 excombatientes de las Farc asesinados desde que se firmó el “acuerdo de paz” entre los jefes de las FARC y el Estado