DEL MONTE AL ESTABLO PARLAMENTARIO


Los arrepentidos jefes guerrilleros de las Farc, transmutados ahora en jefes del rosadito partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, amparados en las promesas acordadas con la burguesía, sedujeron a las desmovilizadas huestes y escasos simpatizantes a participar en la farsa electoral, dándole apoyo irrestricto a este engendro de la democracia burguesa que legitima la dictadura de los ricos sobre el pueblo.

El 11 de marzo en el primer acto de la farsa, la burguesía recompensó a los felones jefes guerrilleros con diez sillas en el Congreso. De verdugos del pueblo armados con fusiles en el monte, pasaron a parasitar en el establo parlamentario, a contribuir directa y personalmente en el ejercicio de la dictadura de los explotadores a través del poder legislativo, a revolcarse en ese antro de parlanchines corruptos con sus colegas oportunistas quienes llevan décadas y décadas haciendo debates estériles, enmiendas inocuas y miserables propuestas siempre cuidadosas en no mentar ni tocar el problema principal del pueblo colombiano: la infernal explotación de su trabajo.

Los nuevos HP (Honorables Parlamentarios) de la Farc, engrosarán la tradicional oposición oficial de los reformadores, de los mamertos oportunistas; oposición oficial indispensable para hacer de la democracia burguesa la piel aterciopelada de la sanguinaria dictadura de los capitalistas. Y también claro, recibirán $30’000.000 mensuales por ir al Congreso a dormitar y parlotear sobre “los problemas del pueblo”.



Entre tanto, más de un centenar de guerrilleros desmovilizados han sido asesinados por la paz de los ricos, en una matanza anunciada que no inmuta a los arrepentidos jefes guerrilleros, arrodillados ante el poder del Estado reaccionario, postrados a los pies de la burguesía, interesados solo en cómo integrarse al ejercicio del poder político de los enemigos del pueblo.

Una ola de crímenes contra sus propias bases, desarmadas y puestas en el blanco de las fuerzas paramilitares del Estado, ante la cual los rosaditos jefes lo único que hacen es reportar los muertos, darles el pésame a los familiares, implorar protección al mismo Estado de los matones y suplicar mediación a las instituciones internacionales de los asesinos imperialistas.

Estos hechos de sangre muestran la verdadera cara de la paz de los ricos: ¡guerra contra el pueblo! Tal es la enseñanza histórica de los acuerdos con los opresores, desde la Insurrección de los Comuneros hasta la fecha. Tal es la verdad dicha en este medio desde las conversaciones de paz en el Caguán.
La pérfida actitud de los jefes guerrilleros muestra su calaña: así como traicionaron hace muchos años a los campesinos revolucionarios, hoy abandonan a sus bases desmovilizadas. Infamia también anunciada en este medio durante las negociaciones y firma del acuerdo.

A toda la gente del campo y la ciudad que alguna vez confió sus expectativas de un cambio social a la dirección de los jefes guerrilleros, hoy abiertamente comprometidos con los enemigos del pueblo, va dirigido el mensaje del proletariado revolucionario: “Llamar a los revolucionarios y guerrilleros de base que guardaron esperanzas en la guerra de las Farc, a aceptar la verdad de los hechos del sometimiento de sus jefes al Estado de dictadura de clase de los explotadores, para convencerse de que su guerra [por lo menos desde mediados de los años 80] hizo parte de una guerra contra el pueblo y no de una guerra popular revolucionaria; que el camino no es la claudicación ante el Estado opresor, sino la vinculación a las luchas del pueblo y de los revolucionarios por una verdadera emancipación”. [Situación Actual, Táctica Revolucionaria y Tareas de los Comunistas, XI Asamblea Unión Obrera Comunista (mlm), agosto de 2017]

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